¡Hola gente!

Bienvenidos a este su blog, mi blog, NUESTRO blog.

El clásico que muchos de nosotros disfrutamos en la niñez regresa a la salas de cine en forma de live action con la dirección de John Favreau. La cuestión aquí es ¿realmente necesitábamos una película de este estilo que nos contara la historia de Hamlet pero adaptada con animales? La respuesta es no.

Antes de señalar las cuestiones por las que no me terminó de gustar este trabajo de Disney, quisiera resaltar una de las cosas más maravillosas del live action pero que es algo que nosotros como cinéfilos esperábamos como garantía, y es que a nivel visual la película es maravillosa y es increíble, desde la piedra más pequeña hasta el último pelo del antílope que vemos brincando se ve tan real que parece alguna clase de documental. Desde los primeros minutos olvidas que todo eso está elaborado a computadora y te sumerges en la historia.

Mis personajes favoritos fueron y seguirán siendo de toda la vida Timón y Pumba, en esta entrega me parece que dentor de todo lo que a mi juicio no está bien, ellos sí lo están. Respetan mucho el canon del personaje y lo que representan dentro del ciclo de la vida que es no tomarse tan en serio las cosas y disfrutar. Las voces en inglés está espléndidas así como las demás y ciertamente, fueron de lo más divertidos para mí.

Otra cosa que me gustó mucho fueron las voces que le dieron vida a nuestros personajes pero en inglés (no, no pude verla doblada al español) y mi teoría es que Disney pensó que al basarse en animales demasiado reales que tendrían una falta de expresión facial para “equilibrar” entre el realismo y la fantasía, se apoyaron mucho en voces para que a través de ésta pudieran compensar esa falta de expresión humana. Esta decisión la vi como un riesgo muy alto que decidieron correr porque a pesar de que las voces están muy bien, sobretodo y en mi opinión la voz de Scar, Chiwetel Ejiofor; parece que a la película le falta algo, como si no tuviera alma.

Y aquí es donde empezamos con las fallas que tiene. A nivel general, el live action casi parece una copia a la original, aunque efectivamente no tenemos las icónicas escenas del clásico de 1994, y por cuestiones de políticamente correcto y más allá, hubo modificaciones como: no tenemos la marcha de las hienas cuando Scar canta, sí tenemos un momento de empoderamiento femenino con Nala casi al final de la película, pero estos cambios no me molestaron, se entienden por el contexto en el que vivimos.

Ahora bien, cuando digo que a la historia le falta alma, me refiero a que tal parece que Disney se apoyó demasiado también en la melancolía que genera ver el live action, pues es imposible no acordarte de lo que sentiste cuando de niño viste la muerte de Mufasa, es imposible no llorar cuando Simba ve el cuerpo de su padre muerto. Así que al acordarte de la original, y hablo por mí solamente, cuando ves el live action sí derramas un par de lagrimas. Si le quitamos esa arma de melancolía, las escenas icónicas como las que estoy comentando no te generan nada, de nuevo, porque no hay nada que nos vincule o conecte con las situaciones por las que cruzan los personajes. Aquí al hablar de animales sumamente reales, creemos que veremos un Mufasa un poco más real a la hora de morir, pero no, vemos que solamente su cuerpo está inmóvil en el suelo cuando sabemos que en la vida real eso no pasaría así. Se vería mucho más real ¿me explico? Estos animales creados y manejados por Disney así como sus emociones o su falta de ellos hace que la película no tenga esa alma, ese ancla con la que el público conecte y sienta algo cuando los personajes cruzan por algún problema o resuelven alguna situación. 

¿Será que Disney se confío demasiado en esa melancolía?

Lo extraño que me ocurrió con esta entrega fue que la historia o el guión más bien se me hacía sin sentido en algunas partes, cosa que si comparamos con la película clásica no sucede, un ejemplo de ello es cuando Scar convence a Simba de que él mató a su padre y que si regresa a contarle la verdad a todos le irá mal por lo que le recomienda que huya. O también cuando Simba crece y no «recuerda» ni quien es para precisamente olvidar lo ocurrido con su padre Mufasa para vivir la vida al estilo Hakuna Matata me pareció sumamente desesperante y de nuevo, esta sensación de desesperación no ocurre con el clásico del 94. 

Así que para poder aterrizar las ideas tenemos lo siguiente:

Tenemos un live action que al apoyarse demasiado en las voces de los personajes y sin la expresión humana que los caracterizaba en el clásico de 1994, los personajes de la película del 2019 parece irreales y extraños. Y ya lo sé, Disney los hizo así para crear un realismo más convincente, pero ese realismo me parece que no está equilibrado y se limitaron mucho la licencia creativa, lo que generó en que muchas personas en la audiencia no conectaran con la historia y que por lo mismo, no le provocara ningún sentimiento de tristeza o alegría.

Contamos con el cascarón perfecto: visuales increíbles, artistas y gente increíble para doblar las voces e incluso las canciones están muy bien, pero que sin un fondo que conecte, que provoque algo en la audiencia, no sirve de nada.

A pesar de ello, ¿la recomiendo para que se nos demos un festín visual? Efectivamente la recomiendo, no tuve la oportunidad de verla en pantalla IMAX pero estoy muy convencida de que en una pantalla de ese tamaño, se verá brutal. Lo que sí es que no vayan esperando ver expresiones humanas reales, porque van a salir muy decepcionados de esta entrega.

La calificación final que tenemos es de 2.5/5. De quedarme con el clásico del 94 a quedarme con esta, definitivamente me quedo con la primera.

Y eso es todo por hoy.

Chaaaaaoooo.